domingo, 28 de junio de 2015

ROSSI 2, MÁRQUEZ 0

La primera vez que tuve la ocasión de ver a Valentino Rossi en persona fue en Jérez, en el año 1993 con ocasión del Open Ducados - ahora CEV - y recuerdo que Ángel Nieto y yo comentamos que venía a correr el hijo de Grazziano Rossi, un chaval muy joven que salía por primera vez a correr fuera de Italia. Su actuación no fue relevante pero ahí quedaba el dato. Dijimos que era el hijo de Grazziano, ahora habría que decir que Grazziano es el padre de Valentino. Y a que viene todo esto, diréis alguno de vosotros. Pues viene a cuento que desde entonces he visto a Valentino en no se cuantas ocasiones y creo, si no me falla la memoria, que su actuación del pasado sábado en Assen fue una de las mejores que recuerdo. Demostró veteranía, astucia, pilotaje, estrategia, y por qué no, valentía. Es ahora, con treinta y seis años, cuando la estrella italiana está teniendo los rivales mas correosos y con más talento de toda su carrera.
Fue capaz de llevar pegado a su aspiración a Marc durante casi toda la carrera. Cuando lo creyó necesario se quedó en segundo plano y cuando lo dispuso volvió a recuperar la cabeza. 
Para mi lo más importante de toda la carrera fue la última vuelta, aparte del incidente de la chicane. Ese último giro de Márquez estuvo sensacional, uno de los más ràpidos del ilerdense, ya que cuando parecía que Valentino se había ido lo suficiente como para no tener apuros, al final, Marc se puso de nuevo a su cola. Y Rossi aguantó. 
Lo del incidente de la chicane estoy casi seguro que el italiano lo había ensayado. Sabía de sobra que como llegaran pegados, el español lo iba a intentar en ese punto. Marc aprovecharía toda la pista y él no tendría mas remedio que saltarse la chicane. Y así fue. Una puesta en escena prodigiosa digna de Maquiavelo. Había efectuado una carrera antológica y, como en las buenas obras teatrales, lo mejor se deja para el final. Y así fue. Valentino Rossi, el de los nueve títulos y una de las estrellas más rutilantes del firmamento motociclista, se imponía en la catedral al actual campeón del mundo.
Después se desataron los comentarios. Unos a favor, otros en contra de la descalificación del italiano  por saltarse la curva. Marc, mientras tanto, aunque su semblante reflejara otra cosa, tenía un enfado descomunal. Había echado el resto y su trabajo, con el riesgo consiguiente, no había surtido efecto. Me parece que él también había ensayado su actuación en ese punto y los aplausos se los había llevado Valentino. Su semblante reflejaba alegría, nunca perdió la sonrisa, pero la procesión iba por dentro. Una actuación brillantísima se saldaba con una segunda posición.
Rápidamente los prebostes de Honda se dirigieron a reclamar al la Dirección de Carrera, pero su gozo en un pozo. En escasisímos minutos estaban otra vez fuera y con el rabo entre las piernas. A ver quien era el guapo que descalificaba a Valentino después de ese incidente. Nadie, absolutamente nadie sería capaz de arrebatarle el triunfo a la figura más emblemática del campeonato y uno de los iconos fundamentales del marketing televisivo. Si se hubiera tratado de otro piloto es posible que el veredicto hubiera sido diferente, pero en este caso,  como dijo Livio Suppo, tutto posto.
Por si quedara alguna nota atractiva en el guión, ahí estaba el epílogo: Valentino Rossi salió coronado de Assen.
Pero si Valentino estuvo a gran nivel, Marc no se dió a la zaga. Aguantó detrás de Valentino hasta los últimos compases, le estudió, lo acosó y corrigió su impaciencia de Montmeló. Con el chásis del año pasado, su moto se mostró más estable y no fue tan al límite como en otras ocasiones de esta temporada. Dejó claro, que aunque sus opciones al título son remotas, las victorias parciales serán su meta. Volvimos a ver, afortunadamente, al Márquez que nos gusta.
Otra cosa que quedó meridianamente clara es que Valentino y Marc son los dos gladiadores de motogp. Las cuatro victorias de Lorenzo, con un mérito innegable, han sido en solitario. En el cuerpo a cuerpo, hasta ahora, no ha entrado nadie más. El primer enfrentamineto tuvo lugar en Argentina, el segundo en Holanda. ¿Para cuando el tercero? En el marcador figura Rossi con dos asaltos a cero, pero recordemos que el combate aún no ha finalizado.

lunes, 15 de junio de 2015

CUATRO DIANAS Y TRES CEROS

El gran premio de Cataluña fue la constatación de lo caprichosas que son las circunstancias que rodean el mundo del deporte y de como se pueden dar la vuelta los resultados en  un periodo de tiempo breve. Jorge Lorenzo está demostrando como se le puede dar la vuelta a la tortilla en apenas unos pocos días. Después de un comienzo titubeante, en el que por una u otra cosa, nadie podía presagiar lo que está consiguiendo en estas últimas carreras. Un póker de victorias consecutivas han aupado a Jorge a la segunda posición del campeonato a tan solo un punto del líder Rossi. Estas son las circunstancias positivas.

Por otro lado está la cruz. Márquez, que encadenó el año pasado diez triunfos seguidos, este año se le ha vuelto todo del revés. Tan solo ha subido una vez a lo más alto del cajón, algo inusual en el doble campeón del mundo, pero lo peor de todo es que lleva tres "ceros" después de un trío de caídas. Es indudable que su moto no tiene el mismo comportamiento que la temporada anterior, al mismo tiempo que parece que su ángel de la guarda se ha tomado un año sabático.

Volviendo a la cara de la moneda, es decir a Lorenzo, en muy pocas temporadas había visto algo semejante. Victorias de principio a fin con un índice de concentración realmente prodigioso. ¿Como es posible una transformación tan extraordinaria, un revulsivo tan fuera de lo común? No cabe duda que ha tenido que trabajar de lo lindo en el aspecto mental, y según decía en declaraciones de ayer, su tremenda concentración ha hecho posible rodar siempre en cabeza sin importarle demasiado quien fuera detrás de él ni la distancia a la que roldaba. Es cierto que su moto ha mejorado ostensiblemente, pero eso no es todo. Jorge está experimentando que se puede remontar teniendo la cabeza sobre los hombros, al margen de su innegable nivel de pilotaje que nadie puede poner en duda.

Sin embargo en el capítulo Márquez, la ansiedad le está jugando una mala pasada, esto reconocido por él mismo en declaraciones del día de ayer. Cuando las cosas no salen al principio, hay que saber esperar pacientemente a que se presente una ocasión propicia. Su caída en la tercera vuelta cuando marchaba en la aspiración de Lorenzo, fue la confirmación de esa prisa extrema por liderar la carrera cuando faltaba aún casi una eternidad para la conclusión . Esa frescura que  tantas y tantas ocasiones ha puesto de manifiesto, se le está poniendo en contra. No puedo ni imaginarme lo que pasará por su cabeza cuando se quede solo con la sola compañía de la almohada. Del éxito más rutilante del año pasado a tres ceros y tan solo una victoria. Esto, en un joven de veintidós años y cuatro veces campeón del mundo, no debe ser fácil de asimilar. A estas alturas de la película, después de siete carreras disputadas, la renovación del campeonato se torna más que difícil, por no decir imposible. Debe quitarse de la cabeza eso de que o victoria o al suelo. La temporada es una carrera de fondo en la que gana el que más regularidad haya demostrado, pero como decía en otra entrega, Marc lleva en su ADN unas normas que no rigen para otros.

Jorge Lorenzo está como nunca y, aunque todavía está muy lejos la victoria final, está demostrando un poderío en todos los sentidos digno de admirar. Su compañero de equipo Valentino está a tan solo un punto, y si todo sigue como hasta ahora, en Assen puede instalarse a la cabeza del campeonato. La pista holandesa será el juez que decida quien será el dueño del cajón más alto. La lucha se dirimirá, a tenor de como se van sucediendo las carreras, entre los dos pilotos de Yamaha, aunque sería fantástico que se pudiera ir con ellos Marc Márquez, aunque esto último es altamente improbable teniendo en cuenta el estado mental del de Honda, y sobre todo, el comportamiento de su moto que dista mucho del año pasado. Pero como decía al principio, las circunstancias del deporte en general y en el motociclismo en particular son extremadamente caprichosas y muchas de las veces nadie puede prever al ser este un deporte con un alto índice de riesgo. Lo que nadie me puede negar es que el campeonato está de toma pan y moja.